Imagínense una pandemia que regala horas y ansiedad a partes iguales. No debemos hacerlo,casi todos lo hemos vivido, un tiempo extraño en el que tuvimos tiempo para pensar y bloquearnos hasta agotarnos. Un mundo que nos llevaba a ritmo frenético de repente nos detiene. ¿A todos igual? Pues depende del lugar que mires y del punto desde el que observes. La soledad acompaña a aquellos que incluso estaban acompañados en espíritu o carne, tanto que ni siquiera una ruptura es capaz de hacerles reaccionar. Un dolor tan profundo que llegar a hacer que cualquiera dude de dónde priviene. Con el tiempo puedes perder la noción y que el rencor haga que sombras del pasado puedan hacer que odies a tu mismo reflejo en el espejo.
Todo lo que puedo dar es una novela de amor, de soledad, de pensamientos en pandemia. Espero que cuando todo esto acabe todos seamos de verdad capaces de pasar página y ser mejor personas. ¿Estás preparado?
Roque es un hombre con alma de perdedor que, contra todo pronóstico, ha triunfado a lo grande con su trabajo como guionista de series televisivas. Pese a su éxito, su vida se desmorona por la abrupta ruptura con su pareja. La marcha de Joel, deja aflorar el caos vital que ha intentado ocultar durante años, que bebe demasiado, come a deshoras y vive sin horarios.
Tras dar salida a un último guion navideño en pleno verano, y mientras se obsesiona con una vieja historia de su abuelo, Roque emprende una escapada a Calmosa, un pueblo de la costa, en tiempos de pandemia. En su casa de la infancia, quiere intentar comprender por qué le han abandonado y pagar una deuda que tiene con el pasado.
En plena crisis de los cuarenta aparece Sergio, de quien él se desentendió tiempo atrás, irrumpiendo en un agosto atípico con recuerdos que parecían superados. Esta no es solo la historia de un desamor, tampoco es la de una reconciliación. Todo lo que puedo dar es el camino de autodescubrimiento del protagonista y los sentimientos que toda su vida lleva confundiendo con algo llamado amor.
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